martes, 16 de abril de 2013

Cada día, todos los días.


No pido nada raro. Algunas personas dicen que me he vuelto exigente y desconfiada.
No, no es eso.

Lo que pasó fue que aprendí que no importa que tan guapo sea, ni si te abre la puerta del carro. No importa la sarta de mentiras que te diga, mentiras que jamás creeré.
Lo que importa es lo que te haga sentir, sin hacer nada. Lo que importa es que tenga esa voz especial que te haga volar, cuando él y sólo él, pronuncie tu nombre.

No importa si es el más guapo y más rico del mundo, si no te hace sentir eso especial, no es nadie.

Y eso fue lo que aprendí, el amor no se trata de tener a una persona a tu lado como un trofeo que presumir, no se trata de tener al hombre que todas deseen tener, si no de tener al único que te haga sentir que te merece en el mundo.

Quien se dé cuenta de lo que eres, y que resalte tus virtudes y trate de aminorar tus defectos.

Quien te impulse a ser mejor, cada día todos los días.

Pero sobre todo que sepa pensar por y para dos. Sin dejar de pensar en si mismo, sin dejar de ser quien me sorprenda y a quien admire. Quien sepa compartir los buenos momentos, pero sobre todo los malos.

Quien me haga sentir apoyada las 24 horas del día.

Todo lo que pido es, hacerle feliz, mucho muy feliz. Y que me haga feliz, mucho muy feliz, cada día, todos los días.

No hay comentarios: