sábado, 27 de abril de 2013

Soñar en grande


Esta es una historia que me contó un amigo, que aunque no compartimos la misma sangre, es como mi hermano, mi brotherline!! Heriberto GomezLlanos Gil Samaniego.
Gracias por todo el apoyo y la motivación desinteresada. Tu y yo somos amigos independientemente de cualquier interés o negocio.

Había un agricultor que producía un maíz de altísima calidad, reconocido en su zona por ser ganador de varios premios.

En una ocasión lo entrevistó un periodista y aprendió algo interesante acerca de cómo crecía el maíz. El reportero descubrió que el agricultor compartía su semilla de maíz con sus vecinos.
- "Pero, ¿cómo puede darse el lujo de compartir sus mejores semillas de maíz con sus vecinos cuando están poniendo a competir el maíz de ellos con el suyo cada año?" -preguntó el reportero.

-"¿Por qué, señor?" -dijo el granjero- "¿usted no lo sabe?: el viento levanta el polen del maíz maduro y lo transporta de un campo a otro. Si mis vecinos cultivan un maíz de calidad inferior, sub-estándar o de mala calidad, la polinización cruzada paulatinamente degradará la calidad de mi maíz. Si quiero recoger un buen maíz, debo ayudar a mis vecinos a que cultiven también un buen maíz".

El granjero le dio una maravillosa visión sobre la conexión de la vida: su maíz no puede mejorar a menos que el maíz de su vecino también mejore; el éxito personal es el éxito colectivo. 
Y lo mismo ocurre en todas las dimensiones de la vida: para estar en paz con uno mismo hay que estar en paz con los demás, para ser feliz uno mismo hay que hacer felices a los demás...
Y por eso es tan importante compartir con los amigos, compañeros, todo lo que somos y sabemos. 



Sería muy egoísta no compartir con nuestros amigos las estrategias que conseguimos aprender para triunfar en la vida, para mi esto es como "una cadena de favores" ahora me toca a mi, ayudar a otras personas y motivarlas así como Heriberto lo ha hecho conmigo.


martes, 16 de abril de 2013

Cada día, todos los días.


No pido nada raro. Algunas personas dicen que me he vuelto exigente y desconfiada.
No, no es eso.

Lo que pasó fue que aprendí que no importa que tan guapo sea, ni si te abre la puerta del carro. No importa la sarta de mentiras que te diga, mentiras que jamás creeré.
Lo que importa es lo que te haga sentir, sin hacer nada. Lo que importa es que tenga esa voz especial que te haga volar, cuando él y sólo él, pronuncie tu nombre.

No importa si es el más guapo y más rico del mundo, si no te hace sentir eso especial, no es nadie.

Y eso fue lo que aprendí, el amor no se trata de tener a una persona a tu lado como un trofeo que presumir, no se trata de tener al hombre que todas deseen tener, si no de tener al único que te haga sentir que te merece en el mundo.

Quien se dé cuenta de lo que eres, y que resalte tus virtudes y trate de aminorar tus defectos.

Quien te impulse a ser mejor, cada día todos los días.

Pero sobre todo que sepa pensar por y para dos. Sin dejar de pensar en si mismo, sin dejar de ser quien me sorprenda y a quien admire. Quien sepa compartir los buenos momentos, pero sobre todo los malos.

Quien me haga sentir apoyada las 24 horas del día.

Todo lo que pido es, hacerle feliz, mucho muy feliz. Y que me haga feliz, mucho muy feliz, cada día, todos los días.