Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos, dar gracias por ello.
Aceptar con amor lo que no se puede cambiar y asumir serenamente lo negativo de la existencia.
Vivir el presente y saborear cada momento como si este fuera el último.
No aferrarse a nada ni a nadie... todo es relativo, todo es pasajero.
Vivir abierto a los demás; comprenderlos y aceptarlos como son.
Perdonar ofensas y olvidarlas. Ante todo, perdonarse a uno mismo.
Preocuparse mas por amar que por ser amados, sin preguntarse si nos lo van a agradecer. Darle ayuda a todo aquel que nos lo pida.
Llenarse los ojos y el alma de cosas bellas; frecuentar a gente positiva.
Darle tiempo al tiempo, y darse tiempo para uno mismo. Procurar sonreir, con ganas o sin ellas.
Aprender a reirse de uno mismo y no tomar la vida demasiado en serio.
Creer abiertamente en el bien; tener confianza en que, al final, éste triunfará sobre el mal.
Tener fe en Dios quien controla el futuro y la vida.
Trabajar en algo que amemos y, si no es posible, al menos amar lo que tenemos que hacer.
Tener un gran ideal, algo que centre nuestra vida, que lo dé sentido y esperanza.
Creer en algo; luchar por ello.
No ser demasiado ambicioso ni tener metas inalcanzables.
Aceptar las derrotas sin amarguras.
Descubrir que Dios es alegría; aprender a sentirlo y a verlo en todos y en todo; en la luz y en la sombra.
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